Secretos de familia

¿Qué es un secreto? Los secretos son planes que se van urdiendo contra nosotros mismo. Los secretos tienen mucho de fascinación, por eso encantan a los niños. Para los niños, ser dueño de un secreto es ser dueño de un tesoro, confesable solo en voz baja y compartido con el único amigo de la infancia. Solo los secretos inconfesables trascienden las infancias y nos acompañan de por vida, en una convivencia, a veces liviana a veces asfixiante, como un mar agitado dentro de una botella a la espera de ser liberado. El secreto es un reo que creamos, y su condena es nuestra propia condena.

De esos secretos, reos con los que convivir y condenarse, es de los que habla Santiago Casero González, en su libro 'Secretos de Familia'. Quince cuentos en los que el escritor despliega diferentes tonos narrativos, distintas voces, una capacidad maestra para ir del surrealismo (mágico, hipnótico) al realismo, y de ahí a la distopía, y de ahí a cualquiera de las atmósferas que desee, porque Santiago Casero tiene la innegable cualidad de moldear la realidad y revelarla, con la fascinación con la que un niño revela los secretos, en unos escenarios de ficción que no son sino un espejo de las realidades que vivimos y nos rodean. 




Secretos entre hermanos, entre padres e hijos, entre amigos, entre maridos y mujeres, entre ancianos y soledades, entre aeropuertos, vagones de tren, apartamentos de hotel y entre las cuatro paredes de habitaciones en las que el tiempo ha depositado su huella cruel. El secreto requiere de una estructura humana y también material en donde sostenerse.
La historia de unos hermanos cuyas vidas se consumen entre recuerdos y las habitaciones de una casa que cruje y se agrieta como un quejido mudo, que se derrumba inapelable, en Los huérfanos, el primer relato que abre el libro. La pared, otro relato como metáfora de la representación teatral que es la vida. Un relato breve, un juego con la psicología del lector atrapado en ese escenario, intentando dilucidar el origen de los "ruidos". Esos ruidos que se escapan de puertas para afuera, como si las paredes de las casas fuesen invisibles, una cortina transparente  que nos expusiera, a modo de escenario en cuyas tablas se mueve la felicidad y la tragedia, dejando al descubierto toda esa vida que los muros creen guardar con celo. El secreto de Ribó es un relato inquietante y terrible, como terrible es la realidad que revela. Multipropiedad, Toma falsa, Los perdones... Pequeñas historias con su poso, en donde el perdón y la culpa no son solo dos palabras escritas, son los sentimientos que nos arrastran y nos encadenan en algún momento de nuestras vidas, como ese Secretos de familia, con el que se cierra el libro y que da título al total de los relatos. Al perdón y la culpa se le une la verdad. "No te dije toda la verdad", dice el protagonista al principio del relato. Y se lo dice, a pie de cama, a una madre que agoniza en un hospital. Pero el tono en el que está escrito sugiere una especie de monólogo en donde se habla a sí mismo. Ese enfrentarnos a nuestra propia verdad, esa depuración de lo que nos chirría ahí adentro como el dolor de una angina crónica. ¿En qué momento dejamos de ser verdad? ¿En qué momento guardamos y convivimos con algo que nos niega y convierte la levedad del cielo en un aire denso y pesado sobre nuestras cabezas? No nos decimos la verdad, y cuando al fin la enfrentamos, sucede ese proceso de liberación de la culpa (la culpa siempre encuentra refugio en los secretos), el anhelo de nuestro propio perdón que nos devuelva la paz quebrantada por el peso del secreto inconfesable. La liberación de esos reos: los secretos de familia.

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