El agua del buitre, un libro hecho fuego
Cuando comienzo a escribir la reseña de un libro, en ningún momento me planteo si lo que escribo cuadra con la intención del autor. Sepan los autores que sus libros, una vez caen en las manos de cada lector, dejan de pertenecerles, y que un libro, una vez escrito, su único fin es la lectura y eso lo convierte en un elemento polisémico, con cientos de miradas que ojean y se apropian de cada palabra, de cada historia y de cada interpretación. 'El agua del buitre' (Edit. Baile del sol), de Andrés Ortiz Tafur, es un libro de cuentos para leer despacio, porque, a veces, es tal su brutalidad que requiere detenerse y digerir su intensidad. He leído todos los libros que ha escrito Andrés Ortiz Tafur (me gusta este segundo apellido), y siempre que edita uno nuevo, vengo a él con la certeza de que me voy a encontrar con el disparate, un cruento disparate o un irónico disparate, con un surrealismo amable, porque ¿quién no querría patear una piedra y que, mientras rueda, recitase versos d